22 de octubre de 2025
Queridos hermanos y hermanas:
El pasado 24 de septiembre os presentamos -con la inestimable ayuda de los medios de comunicación- un proyecto de candidatura, un equipo diverso y, en su inmensa mayoría, renovado, formado por personas que comparten unos valores y principios: la devoción a nuestros Sagrados Titulares, el amor a la Hermandad de la Macarena y la ilusión de abrir una etapa presidida por la calma, la alegría, el sentido común y el trabajo bien hecho. Un equipo, formado por buenas personas, para volver a la Esperanza.
Hoy nos dirigimos de nuevo a vosotros para poner en vuestras manos nuestras propuestas, enfocadas en el cumplimiento de los fines principales de nuestra Corporación, porque ese —el recogido por escrito en nuestras Reglas, por deseo expreso de sus miembros— es nuestro proyecto. Un proyecto basado en el Culto como centro y razón de ser de nuestra Hermandad; la Formación y Evangelización que ayude a madurar nuestra fe y a propagar el Evangelio; y la Caridad como signo visible del amor de Cristo. Unos objetivos, un anhelo y un propósito que aspiran a centrar en cada hermano todos nuestros esfuerzos y preocupaciones.
El análisis, la escucha y la reflexión han alumbrado, además, un amplio plan de acciones organizativas y patrimoniales necesarias, meditadas, y técnica y económicamente viables. No es un programa que se limite a hacer promesas llamativas, prescindibles o irrealizables, ni una pedrea de ocurrencias diarias, en busca de titulares o golpes de efecto para intentar conseguir votos, sino un sistema sensato de protocolos, acuerdos y actuaciones que garantice la custodia y salvaguarda de nuestro patrimonio -de manera absolutamente prioritaria, de Nuestras Sagradas Imágenes- para que nunca más vuelva a ocurrir lo ocurrido.
Jamás haremos una promesa sobre el patrimonio de la Hermandad sin un análisis técnico y económico previo. Por eso, nos comprometemos a realizar, siempre, un estudio concienzudo de cada iniciativa, a cargo de especialistas en la materia, para estar seguros de que su ejecución no sólo sea necesaria, sino, también, posible. Y, en función del mismo, tomaremos las decisiones. No se trata de sorprender, se trata de gestionar.
Además de estas ideas que os ofrecemos, nunca descartaremos ni rechazaremos medidas o propuestas que no hayan nacido de nosotros. Asumiremos y haremos nuestro todo lo que sea bueno para la Hermandad, venga de donde venga, porque es el bien para la Hermandad lo que nos guía, no nuestro orgullo ni nuestro amor propio.
Para llevar a cabo estos objetivos, contaremos en cada área con los mejores y con quienes contribuyan a hacer una Hermandad y una Cofradía de la Macarena mejor en todos los órdenes, y no con los que nos ofrezcan su apoyo a cambio de promesas de cargos o prebendas. El futuro de la Hermandad de la Macarena es de todos y con todos vamos a contar.
Con todo ello, no olvidamos cuál es nuestro objetivo primordial, nuestro reto y la ilusión que nos ha movido a presentar nuestra candidatura: volver a ser una Hermandad serena, en paz y unida en torno a Dios, Nuestro Señor, y a la Santísima Virgen. Como ya hemos dicho en alguna ocasión, Vuelta a la Esperanza no es un mero lema de campaña, sino una forma de entender nuestra Hermandad y la manera de gobernarla. Una manera basada en la calma, el conocimiento, el asesoramiento, el criterio y la coherencia, que devuelva a los hermanos, en muy breve espacio de tiempo, la confianza en esta más de cuatro veces centenaria Corporación, que volverá, sin duda, a ser admiración y ejemplo para cuántos la conozcan. Sabemos que no será fácil; sabemos que son y vienen tiempos difíciles, pero estamos convencidos de que, con respeto, diálogo y el esfuerzo de todos, lo vamos a conseguir.
Estamos aquí para servir. No olvidemos que nos están mirando todo el orbe cofrade, la Santa Madre Iglesia, buena parte de la sociedad y, sobre todo, tantos macarenos que están en el cielo y que dieron lo mejor de sus vidas por esta bendita Institución A ellos, desde la fe en Dios, la devoción a María y el amor que sentimos por nuestra Hermandad, nos debemos.
Recibid un fuerte abrazo de vuestro hermano Pedro.
Pedro García Rivero
Septiembre de 2025
Queridos hermanos y hermanas:
Ante la imposibilidad de hacerlo personalmente a cada uno de vosotros, me permito dirigiros estas breves líneas para anunciaros mi decisión de presentar candidatura a Hermano Mayor de nuestra Hermandad de la Macarena.
No ha sido ésta, como comprenderéis, una determinación fácil ni tomada a la ligera. Jamás hubiera imaginado siquiera planteármela y nunca ha sido mi objetivo. Sólo las especiales circunstancias que está viviendo nuestra Hermandad y sólo el sentido de la entrega y la responsabilidad con esta Corporación, que me inculcaron desde niño, me han impulsado a dar este paso adelante.
No lo doy, por supuesto, como salvador de nada, porque nuestra Hermandad no necesita salvadores. La Hermandad de la Macarena lleva cuatrocientos treinta años a salvo bajo el manto de la Santísima Virgen y alentada por el Espíritu Santo.
Lo que necesita nuestra Hermandad, en estos momentos de evidente tribulación, son hermanos con conocimientos, criterio, coherencia, generosidad, abnegación, ilusión, confianza y, sobre todo, serenidad. Con la serenidad vendrá la reflexión, el reconocimiento de los errores que podamos haber cometido, el perdón y el abrazo inevitable que un día –más pronto que tarde- nos daremos todos los macarenos de buena fe. Con la serenidad, los conocimientos, el criterio y la toma meditada, coherente y generosa de decisiones volverá esta Hermandad a lo que nunca ha dejado de ser para nosotros ni en los peores momentos: nuestro orgullo y cauce de vida cristiana por el que llegar a Dios.
Me presento a Hermano Mayor porque estoy convencido de contar con los conocimientos, la ilusión, la confianza, la capacidad de sacrificio y la serenidad necesaria para emprender este reto. Si no fuera así, tened por seguro que no lo haría, como seguro no lo haría ninguno de vosotros.
Queremos tanto y respetamos tanto a esta Institución que nunca daríamos un paso así por frivolidad o ambición. Y me presento a Hermano Mayor porque vamos a ofreceros una candidatura a Junta de Gobierno nueva y diversa, formada por hermanos que también habrán de tener ese bagaje y que, sobre todas las cosas, serán buenas personas. De nada serviría una Junta de Gobierno muy eficaz –que lo será- si no está formada por buenas personas.
Si me otorgáis vuestra confianza, mi más firme propósito y mi más vivo deseo será recomponer la paz y la unidad en nuestra Casa. Una paz que haga viable, en un futuro no muy lejano, el consenso para el que, directa o indirectamente, hemos trabajado algunos hermanos en los últimos meses y que no ha sido posible alcanzar. No será fácil, lo sé. Pero, estoy convencido de que merece la pena intentarlo y de que, con la ayuda de todos, lo vamos a conseguir.
Prometo y pido respeto en los próximos meses y durante el proceso electoral. Respeto a otras posibles opciones que puedan presentar hermanos nuestros. Respeto a los que nos han precedido en el gobierno de la Hermandad. Respeto a todos los macarenos, que no dejan de darnos ejemplo de amor a sus Sagrados Titulares y a su Hermandad, aun en las circunstancias más difíciles. Respeto a los que nos estarán viendo desde el cielo, y a los que no podemos defraudar. Respeto al mundo de las Hermandades y Cofradías, en el que tenemos la obligación de ser ejemplares. Respeto a la Santa Madre Iglesia. Y respeto, sobre todo, a la Santísima Virgen y a Dios, Nuestro Señor. Que nadie ofenda a nadie en sus nombres.
Por ello, y porque quiero ser congruente con los principios y valores que defiendo, me comprometo ante vosotros a no participar del ruido de campañas electorales más propias de otros ámbitos que de quienes, simplemente, nos ofrecemos a gobernar una Hermandad, que no es otra cosa que una gran y diversa familia. Intentaré, por supuesto, haceros llegar nuestras ideas y nuestras intenciones y estaré, por supuesto, a vuestra disposición para cuanto queráis conocer de ellas, pero sin olvidar nunca que somos una asociación de fieles cristianos, no otra cosa.
Poniéndonos en sus manos y a vuestro servicio, os envío un fraternal abrazo y os invito a proclamar a los cuatro vientos:
¡Viva Nuestra Señora
del Santo Rosario!
¡Viva Nuestro Padre
Jesús de la Sentencia!
¡Viva la Santísima
Virgen de la Esperanza!
¡Viva la Hermandad
de la Macarena!
Pedro García Rivero