La concurrencia de tres candidaturas al próximo Cabildo de Elecciones constituye un hecho inédito en la historia reciente de nuestra Hermandad y pone de manifiesto la diversidad de sensibilidades que conviven en su seno. Si bien no existen precedentes de un número tan elevado de candidaturas, tanto esta circunstancia como la evolución de los procesos electorales celebrados en los últimos dieciséis años —en los que concurrieron habitualmente dos listas— permiten realizar una doble lectura que no necesariamente ha de ser contrapuesta.
Por un lado, puede entenderse como un signo positivo que refleja la vitalidad de la Hermandad, el compromiso de sus hermanos y la riqueza de sus distintas visiones sobre el presente y el futuro de la Corporación. Por otro, es igualmente cierto que dicha pluralidad puede interpretarse como manifestación de una falta de unidad o de consenso, una realidad que, de una u otra forma, se ha venido evidenciando en las últimas etapas de nuestra vida de Hermandad.
Conscientes de ello, todos los esfuerzos de esta candidatura, antes incluso de su presentación oficial, se han orientado hacia la búsqueda del encuentro, el diálogo fraterno y el consenso, con el firme propósito de evitar que la desunión se perpetúe o se vea acrecentada. No habiendo sido posible alcanzar dicho entendimiento, esta candidatura asume como objetivo prioritario —en caso de recibir la confianza mayoritaria de los hermanos— trabajar con perseverancia y espíritu de servicio para restablecer la unidad y la concordia que deben ser señas de identidad y pilares fundamentales de nuestra Hermandad.
Bajo la protección de nuestros Sagrados Titulares, y confiando en la guía del Espíritu Santo, ofrecemos este propósito de servicio con la esperanza de que, por encima de todo, prevalezcan siempre el amor fraterno, la comprensión mutua y el bien común de nuestra Hermandad.
La Hermandad ha atravesado, a lo largo de su historia reciente, momentos convulsos, habitualmente como consecuencia de la ausencia de prudencia, sensatez y serenidad en la toma de decisiones, circunstancias que se han visto, en ocasiones, agravadas por una excesiva exposición mediática, la falta de humildad y la ausencia de autocrítica.
En consonancia con nuestra vocación de servicio, esta candidatura no presentará a los hermanos un programa de corte meramente político, ni ideas o propuestas formuladas con el único propósito de captar apoyos sin la debida planificación, análisis técnico y económico, ni garantías de ejecución y sostenibilidad. De igual manera, rechazamos cualquier práctica que implique ofrecer o prometer cargos como medio para asegurar apoyos.
Todo lo que proponemos —desde las decisiones relativas a los cargos de confianza, que, por respeto a las personas que actualmente los desempeñan o aspiran a hacerlo en el futuro, quedarán fuera del debate electoral, hasta las decisiones que afectan al patrimonio, a la Cofradía y a los fines mismos de la Hermandad— se fundamenta en un análisis profundo, sereno y responsable de la situación actual de la corporación en todos sus ámbitos.
Nos comprometemos a actuar con la colaboración de personas expertas externas en cada área, evaluando la viabilidad de aquellas acciones que conlleven carga económica y priorizando siempre la capacidad, la excelencia y la idoneidad de los hermanos a quienes se deposite la confianza en los distintos cargos. Asimismo, valoraremos mantener aquellas iniciativas, decisiones o estructuras que funcionen adecuadamente y, cuando sea necesario, introducir los cambios que permitan su mejora; todo ello guiados por el bien común y el espíritu de servicio que debe inspirar a toda Hermandad.
La Hermandad de la Macarena es una institución con dieciocho mil hermanos distribuidos por todo el mundo, con cuatrocientos treinta años de historia, custodia de una devoción universal y de un vasto patrimonio espiritual y material, y con un papel de relevancia en la ciudad de Sevilla, en su sociedad y entre los fieles católicos.
El liderazgo al que está llamada nuestra Hermandad ha de ejercerse siempre con sencillez y humildad, especialmente en la toma de decisiones, en la comunicación y en las relaciones con otras instituciones y entre los propios hermanos. Los oficiales de la Junta de Gobierno, con el Hermano Mayor a la cabeza, deben ser ante todo servidores de la Hermandad por delegación de sus miembros, ocupando el último lugar en cualquier disfrute de prebendas o privilegios.
El respeto hacia el resto de las Hermandades y Cofradías, evitando posturas de suficiencia o de orgullo mal entendido, ha de constituir la norma que guíe todas las relaciones de nuestra corporación. Así se asegura que la Hermandad de la Macarena continúe siendo ejemplo de comunión, fraternidad y fidelidad a los valores que fundamentan su tradición y su misión evangelizadora.
La candidatura se ha conformado siguiendo el criterio de capacidad, conocimiento, preparación y solvencia para el oficio encomendado a cada miembro. En ningún momento han pesado cuestiones banales o meramente electoralistas, que antepongan la suma de votos a la garantía de buena gestión en caso de resultar elegida.
La situación actual de la Hermandad y la propia demanda de los hermanos aconsejan una renovación total de su órgano de gobierno, dando entrada a aire fresco y conformando un equipo nuevo, aunque no exento de conocimiento de la vida interna de la institución. Ninguno de sus miembros pertenece a la Junta actual, y doce de sus quince componentes (el 80 %) no han formado nunca parte de la Junta de Gobierno. Sólo tres, entre ellos el candidato a Hermano Mayor, aportan la deseable y necesaria experiencia de quienes han servido a la Hermandad como oficiales de su órgano de gobierno en mandatos anteriores.
En diciembre de 2024, Su Santidad el Papa Francisco, durante su visita pastoral a Ajaccio para clausurar el Congreso sobre «La religiosidad popular en el Mediterráneo», subrayó el valor de la piedad popular como atrayente de «personas que están en el umbral de la fe, permitiéndoles descubrir en ella experiencias, raíces y valores útiles para la vida», al tiempo que advertía sobre el riesgo de que «se limite a aspectos externos, sin llevar al encuentro con Cristo», poniendo de relieve la importancia de la participación en el culto, la celebración de los sacramentos y la escucha de la Palabra de Dios.
En este mismo mes, en nuestra ciudad, durante el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, nuestro Señor Arzobispo nos habló de que «las Hermandades, según se recoge en sus Reglas, tienen una triple finalidad: culto, formación y caridad. La llamada de los últimos Papas a impulsar una nueva evangelización nos ha hecho más conscientes de la necesidad de incorporar la participación activa en la misión evangelizadora de la Iglesia como una nueva dimensión. Sí «la Iglesia existe para evangelizar», tal como señaló San Pablo VI, las Hermandades existen también para evangelizar, están llamadas a ser escuelas de vida cristiana, mensajeras de alegría y esperanza, auténticos hospitales de campaña. La dimensión evangelizadora es un elemento transversal que atraviesa las celebraciones, la formación, la caridad, las peregrinaciones, las procesiones y los cultos externos».
Nuestras Reglas disponen que la promoción, el tributo y la propagación del culto público y solemne a Dios y a la Santísima Virgen es el fin principal y específico de la Hermandad, animándonos a un mayor conocimiento y vivencia del Mensaje de Jesús.
Convencidos del lugar preferente que debe ocupar el culto —interno y externo— como centro y razón de ser de nuestra Hermandad, esta candidatura, con el propósito de promoverlo y contribuir a su solemnidad y a su valor como vehículo para vivir y propagar el Evangelio, contempla las siguientes iniciativas:
Los hermanos de la Macarena, reunidos en Cabildo General Extraordinario en noviembre de 2023, aprobamos incluir, como cuarto fin principal de la Hermandad, la Evangelización, «contribuyendo a la transmisión de la fe, siendo portadoras y portadores de esperanza y refugio de misericordia a través de los sacramentos, la oración y la devoción a Nuestros Sagrados Titulares».
Este nuevo objetivo fundamental de la Corporación se encuentra íntimamente ligado al fin principal de la Formación cristiana y humana de quienes forman parte de la Hermandad y de todas aquellas personas que, sin pertenecer a ella, necesiten conocer el mensaje del Evangelio y fortalecer la madurez y el compromiso de su fe.
Asimismo, la Juventud Macarena debe constituirse en motor y vanguardia en la realización de actividades novedosas, dedicadas tanto a grupos necesitados de ayuda dentro de la propia Hermandad como en el barrio, reforzando su compromiso con las tareas asistenciales y comunitarias.
Estamos llamados a dedicar tiempo, recursos y confianza a las personas jóvenes, a creer en ellas y acompañarlas. La Juventud Macarena es dinámica, inquieta y comprometida. Por ello, el compromiso de esta candidatura será canalizar sus inquietudes, fomentarlas y acompañarlas para poder materializarlas.
Las principales iniciativas serán:
La Caridad y la Asistencia Social constituyen uno de los fines primordiales de nuestra Hermandad, como expresión del compromiso cristiano y como acción transformadora de la fe.
La caridad representa el corazón de nuestra Hermandad. A través de ella, manifestamos la presencia viva del Evangelio y hacemos tangible el amor de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, Nuestra Señora del Santo Rosario y de la Santísima Virgen de la Esperanza hacia las personas más desfavorecidas.
Nuestra labor debe ser signo visible del amor de Cristo hacia las personas más desfavorecidas, manifestando con obras la fe que profesamos. Como señaló San Juan Pablo II, «la Caridad es la primera y más efectiva forma de testimonio cristiano».
Desde esta convicción, aspiramos a que nuestra Hermandad se implique, con la sensibilidad que se precisa, en la lucha constante contra la pobreza, la desigualdad y la exclusión social.
Con esperanza, dedicación y compromiso, seguiremos construyendo una comunidad que transforme la fe en servicio y el servicio en vida cristiana.
Los principales objetivos serán:
– Situar al hermano en el centro de nuestra atención, priorizando la detección y respuesta a sus necesidades.
– Fomentar un voluntariado comprometido que viva la caridad como vocación y servicio.
– Mantener y fortalecer el programa de acción social desarrollado en las siguientes áreas:
– Mejorar el organigrama interno de la Asistencia Social.
Contemplamos, en este contexto, las siguientes líneas de acción prioritarias:
– Evaluación y mejora continua: realizar una revisión periódica de las acciones existentes en las distintas áreas para optimizar su desarrollo, impacto y sostenibilidad, incorporando herramientas de seguimiento permanente.
– Atención a nuevas realidades sociales: mantener una mirada activa sobre nuestro entorno para detectar y atender las nuevas situaciones de necesidad que emergen en la sociedad actual.
– Apoyo a los grupos más vulnerables: priorizar la atención a la población infantil, mujeres, mayores, migrantes, personas con discapacidad física o intelectual, y personas sin hogar. Nuestras intervenciones no se limitarán a la resolución de problemas concretos, sino que buscarán también actuar sobre las causas que los generan, procurando una atención integral.
– Fomento del empleo y la inserción social: desarrollar estrategias que faciliten la empleabilidad mediante becas de formación, redes de empresas colaboradoras y programas conjuntos con las administraciones públicas.
– Colaboración institucional: promover sinergias entre hermandades, administraciones públicas e instituciones privadas para tejer redes de cooperación que multipliquen la eficacia de nuestras acciones.
– Apoyo a proyectos sociales: patrocinar y colaborar en iniciativas impulsadas por entidades y fundaciones afines a nuestra misión.
Estos objetivos aspiramos a canalizarlos a través de los siguientes proyectos:
– Impulsar, entre otros, un Centro de Día para Mayores a través de nuestra Fundación, como espacio de acompañamiento, encuentro y atención integral.
– Priorizar la Atención a zonas desfavorecidas del distrito Macarena: El Cerezo y Polígono Norte.
– Evaluación permanente de la acción social, para lo cual la Hermandad establecerá mecanismos permanentes que permitan medir el alcance e impacto de cada iniciativa. Esta labor de seguimiento garantizará la transparencia, la mejora continua y la coherencia con los principios evangélicos que inspiran nuestra acción social.
– Nos comprometemos también a analizar y estudiar la viabilidad y situación de la Fundación Esperanza Macarena, adquiriendo el compromiso de informar de su actividad en cada Cabildo Ordinario de Hermanos.
-Mejorar la comunicación interna y externa en esta materia para acercar estas acciones a los hermanos, de modo que esta hermosa labor pueda ser conocida con claridad y cercanía, sin que ello implique la pérdida de la discreción debida que siempre deben presidir tales acciones.
En el contexto actual de la Hermandad, nuestro compromiso con la unión, la participación y la fraternidad de todos los hermanos es una prioridad irrenunciable.
La búsqueda de espacios y oportunidades para el encuentro, la convivencia y la escucha activa de quienes forman parte de nuestra Corporación debe guiar permanentemente nuestro modo de gobierno.
Promoveremos la celebración trimestral de reuniones con los distintos grupos de hermanos, con el objetivo de que todos nos sintamos parte de una única comunidad de fe, amor y esperanza.
Asimismo, potenciaremos los canales de participación, a través de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, especialmente para aquellos hermanos que residen en otras poblaciones, facilitando una relación más cercana, ágil y transparente entre la Hermandad y sus componentes.
Del mismo modo, y con el propósito de recuperar y fortalecer el contacto con los numerosos hermanos que viven fuera de la ciudad de Sevilla —aquellos que, por edad o falta de medios, no utilizan redes sociales, o quienes simplemente añoran recibir con mayor frecuencia información y contenidos de su Hermandad, en papel o en formato digital—, estudiaremos sustituir la periodicidad anual de nuestra publicación Esperanza Nuestra por la edición de dos números semestrales.
El patrimonio cultural se define como el conjunto de bienes materiales o inmateriales que, por su gran valor histórico o artístico, han de ser protegidos y conservados.
La preservación, por tanto, es una condición ineludible para que las generaciones del futuro tengan también la oportunidad de contemplarlo.
La Hermandad de la Macarena constituye uno de los referentes patrimoniales más significativos del ámbito cofrade, tanto por la magnitud de su acervo material como por la profunda carga simbólica y devocional que encierra. Su patrimonio, integrado por bienes muebles, inmuebles, documentales y artísticos de diversa tipología, representa un conjunto de alto valor religioso, histórico, artístico y antropológico cuya preservación resulta esencial para garantizar su continuidad en el tiempo.
La conservación y enriquecimiento de este patrimonio debe ser una de las funciones que obligatoriamente debe asumir la Junta de Gobierno.
Para conseguir este objetivo son necesarias una serie de innovaciones que faciliten, esencialmente, la labor conservadora y protectora, creando instrumentos nuevos que mejoren el funcionamiento o cubran las lagunas detectadas en el sistema actual.
De igual modo, resulta imprescindible considerar la gestión integral del patrimonio, en la que confluyan la investigación científica, la catalogación, el mantenimiento periódico y la planificación de medidas de salvaguarda.
El presente planteamiento de propuestas de conservación se orienta, por tanto, a establecer criterios técnicos basados en la disciplina de la conservación-restauración, a la vez que se promueve la implicación institucional de la Hermandad como agente custodio de un patrimonio que trasciende lo estrictamente material, constituyendo un elemento identitario fundamental para la historia religioso, devocional y cultural de Sevilla y, por extensión, del resto de Andalucía y España.
En este sentido, se establecería un exhaustivo control del estado de conservación del patrimonio en general y de las Imágenes Titulares en particular, a la vez que se revisaría el inventario actual con la intención de actualizarlo. Este inventario será de pública consulta, previa solicitud a la Junta de Gobierno.
La intervención de la Junta de Gobierno no se limitará sólo a los aspectos preventivos o de control, sino que actuará de forma urgente en caso de que resulte necesario para garantizar la integridad de los bienes.
Esta situación de urgencia se acreditará mediante informe suscrito por un profesional competente que será puesto en conocimiento de la Junta de Gobierno antes de iniciar la actuación, presentando un informe descriptivo de su naturaleza, alcance y resultado a la finalización de la misma.
El motor del proyecto patrimonial será una Comisión de Patrimonio integrada por profesionales de reconocida solvencia artística y académica, que, con pensamiento crítico y espíritu de excelencia, velará por la coherencia, viabilidad y solidez de todas las propuestas desarrollando los instrumentos necesarios para la tutela de nuestros bienes muebles e inmuebles, siendo la mejor garantía de su conservación y enriquecimiento.
El área se estructurará en dos unidades, independientes en sus objetivos, pero en constante diálogo en favor de la calidad: un órgano consultivo en materia artística y un equipo de asistencia técnica en restauración. Esta organización convertirá a la Hermandad en un espacio privilegiado de intercambio artístico, promoviendo el crecimiento personal y colectivo y estimulando nuevas iniciativas.
Los proyectos genéricos serán:
– Desarrollar un programa de Conservación Preventiva en el que se adopten medidas conservadoras que no impliquen la intervención directa sobre las obras.
– Identificación, evaluación y control de los riesgos de deterioro: para dicho fin se firmaría un convenio de colaboración con una institución de reconocido prestigio en el campo de la conservación y restauración, que desarrollaría dicha labor.
– Revisar anualmente el estado de conservación de nuestras Sagradas Imágenes Titulares: la tutela de la Junta de Gobierno sobre el patrimonio de la Hermandad prestará especial atención a la conservación de nuestras Sagradas Imágenes Titulares. Para ello se redactará, con total transparencia, un informe anual del estado de conservación de las mismas. Se establecerá un calendario de revisión y conservación rutinaria que permitan anticipar procesos de degradación.
– Intervenciones de restauración: se programarán actuaciones sobre aquellos bienes que presenten patologías relevantes, siguiendo criterios de mínima intervención y reversibilidad.
– Documentación y catalogación: se actualizarán y sistematizarán los inventarios de bienes muebles, inmuebles y documentales, integrando registros fotográficos y técnicos normalizados.
– Investigación y formación: se fomentará la colaboración con instituciones académicas y centros especializados, potenciando estudios científicos sobre materiales, técnicas y procesos históricos.
– Difusión y sensibilización: se promoverán actividades de divulgación que acerquen el valor patrimonial de la Hermandad a la sociedad, reforzando la conciencia colectiva sobre su conservación.
– Planificación integral: se desarrollará un plan estratégico de gestión patrimonial a medio y largo plazo que integre conservación, uso y transmisión de este legado.
– Plan de protección del patrimonio ante situaciones de urgencia o emergencia: se creará un sistema de acciones y medidas encaminadas a prevenir y controlar los riesgos sobre los bienes para dar respuesta adecuada a las posibles situaciones de urgencia o emergencia, garantizándose así la integración de estas actuaciones con el sistema público de protección civil.
– Potenciar la divulgación de nuestro patrimonio documental, mediante publicaciones periódicas en los distintos medios de comunicación de la Hermandad.
Uno de los pilares de nuestra candidatura es el conocimiento directo de la realidad que demanda el patrimonio de la Hermandad. Por ello asumimos como deber insustituible la custodia del legado artístico mediante acciones profesionalizadas y continuas: proteger, mantener, restaurar y poner en valor. Las propuestas de restauración se enmarcan en un trabajo científico y riguroso, que atiende al objeto material y su contexto histórico, garantizando autenticidad, transparencia y trazabilidad.
Nuestro compromiso será firme con los proyectos ya iniciados, hasta su finalización.
Algunas de nuestras propuestas de conservación y restauración sobre bienes muebles, a falta de conocer y analizar el estado actual y real del patrimonio y su viabilidad económica, son:
– Restauración del manto de malla: estudio, investigación para la restauración y recuperación del diseño original del manto de malla de la Santísima Virgen de la Esperanza. La obra presenta deterioro profundo en partes concretas, lo que exige una intervención integral. Nuevos documentos fotográficos permiten aportar coherencia compositiva y de detalle a esta obra maestra de Juan Manuel Rodríguez Ojeda.
– Restauración de la túnica de los Cardos: la túnica muestra desperfectos en bordado y soporte, con desprendimientos y desgaste. Su restauración integral es urgente para recuperar todos sus valores como pieza emblemática del Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y del bordado en oro sevillano.
– Tratamientos conservativos y de limpieza integral sobre los retablos de la Basílica: el estado actual de los retablos hace necesario la aplicación de un tratamiento de limpieza generalizada y la revisión de los sistemas de anclaje a los respectivos muros, a fin de dotarlos de una protección que los preserve de los agentes contaminantes a los que son sometidos.
– Dotar a los retablos de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, Nuestra Señora del Santo Rosario y Nuestra Señora de la Esperanza de las más modernas garantías de conservación y protección, sin escatimar recursos.
– Reordenación de la antigua Capilla del Cristo de la Salvación, hoy de San José.
– Restauración de la peana diseño de Joaquín Castilla del paso de la Santísima Virgen de la Esperanza, así como de la nueva carpintería del interior de su arquitectura portante. Por otro lado, continuación del labrado en el costero de dicha peana.
– Trabajos de limpieza y restauración sobre los dieciséis tondos del camarín de la Santísima Virgen de la Esperanza sobre las escenas del Rosario.
– Tratamientos de conservación y restauración sobre la peana original del siglo XVIII de Nuestra Señora del Santo Rosario.
– Redacción de un protocolo actualizado de obligado conocimiento, aprendizaje y ejecución por parte de los custodios del Patrimonio, personal de la Basílica, así como de las diferentes personas que colaboran en la Priostía.
– Culminación del Plan Director de Conservación del Patrimonio de la Hermandad de la Macarena.
– Adquisición de nuevos planeros, cajas y carpetas específicas para la correcta conservación de diseños, bocetos y dibujos de proyectos y enseres en el archivo documental.
El enriquecimiento patrimonial de la Hermandad de la Macarena constituye un proceso continuo en el que tradición, devoción y creación artística confluyen para configurar uno de los legados más emblemáticos de la religiosidad popular. Desde su fundación, la Hermandad ha sabido integrar en su acervo no solo las piezas heredadas de generaciones precedentes, sino también nuevas incorporaciones de carácter artístico, devocional y documental que han potenciado el valor simbólico y cultural de su patrimonio, convirtiéndose en el siglo XX de la pasada centuria en un referente para el resto de las hermandades y cofradías del orbe católico.
Entendemos que el esfuerzo por nuestro patrimonio no es un gasto, sino una inversión, que como tal debe enmarcarse siempre en la responsabilidad y la sostenibilidad, priorizando la puesta en valor de lo existente y la evolución equilibrada y realista mediante proyectos asumibles. La conciencia de la realidad y la atención a las necesidades constatables son la base de nuestro proyecto patrimonial, convencidos de que cuidar y aumentar el arte es una declaración de confianza y esperanza en nosotros mismos como hermanos.
Siguiendo la máxima que nos transmite la Historia Macarena, custodiar y ampliar nuestro patrimonio artístico es sembrar orgullo legítimo, despertar ánimos y atraer a los hermanos y las hermanas mediante el gozo y el deleite que alimentan la virtud de la Esperanza.
El Papa Francisco, que otorgó su última Rosa de Oro a la Virgen de la Esperanza, defendió el arte como «necesidad del espíritu». Por eso asumimos nuestra labor como garante del patrimonio artístico macareno, concebido no solo como un legado del pasado, sino como identidad, memoria y riqueza cultural y espiritual que nos une en Hermandad.
Nuestra propuesta de proyectos de nueva creación y enriquecimiento patrimonial, a falta de conocer y analizar su viabilidad económica, son:
– Palio de Nuestra Señora de la Esperanza: se considerará una prioridad la correcta conservación y cuidado del palio actual, aunque iniciaremos un proyecto que permita, una vez cumplido su ciclo, sustituirlo por otro de nueva factura, en el que, partiendo de la impronta del “palio rojo” de Juan Manuel, y sin olvidar las dos interpretaciones posteriores de la genial creación juanmanuelina, se funda todo lo mejor de la tradición del «bordado macareno», ejecutado con las mejores técnicas y calidades. Un palio del siglo XXI, para el que se contará con los y las mejores profesionales y que habrá de contar con el respaldo de una amplia mayoría de los hermanos, al tratarse de un proyecto de Hermandad, no de un proyecto de candidatura.
– Réplica del manto de Elisa Rivera para su uso en Cultos internos.
– Creación de un manto de camarín para la Santísima Virgen de la Esperanza que contemple tanto su visión frontal como la experiencia de las personas fieles en el interior del camarín.
– Análisis y estudio de viabilidad de la réplica de la túnica «De los cuernos de la abundancia», diseñada por Celestino Rodés en 1869.
– Recuperación del juego de ráfagas y corona románticas para Nuestra Señora del Santo Rosario: se trata de una recuperación histórica del juego de corona y ráfagas de estilo romántico que tuvo nuestra Titular Letífica y que estuvieron utilizándose hasta mediados del siglo XX. Estas ráfagas ya aparecían en los inventarios de 1799 y de 1844.
– Conclusión del aparato de cultos: esta culminación consistiría en la realización de un dosel, completando de este modo el aparato de cultos con fidelidad al diseño tradicional, conforme al lenguaje artístico propio de la Hermandad; y en la ejecución de gradas de plata, realizadas en plata de ley, siguiendo las trazas y estilo del frente de plata y de las credencias ya existentes en la Hermandad, obras originales del maestro Fernando Marmolejo Camargo, manteniendo la unidad estética, técnica y artística del conjunto.
– Adquisición de cinco lámparas de araña de anticuario para el Altar Mayor.
– Nombramiento de responsable técnico del Tesoro-Museo de la Macarena (Dirección del Tesoro-Museo de la Macarena).
– Exposiciones de los fondos del Archivo Histórico de la Hermandad.
– Habilitar una sala para exposiciones temporales propias y externas.
– Incorporación del Patrimonio Inmaterial Macareno en el relato expositivo.
– Revisión y mejora para volver a exponer el paso de misterio de la Sentencia al completo.
– Mejora de la señalética y actualización de las audioguías del Museo.
– Reordenación de los elementos expositivos de la planta baja.
– Nuevo sistema en las vitrinas donde alberguen mantos que facilite su manipulación a la hora de extraerlos de las mismas para su correcta conservación futura.
– Nuevo sistema de cristalera en el Paso de la Santísima Virgen de la Esperanza, mediante un sistema de policarbonato de alta calidad, o cristales que sean abatibles para manipulaciones sobre el paso y que permita su mejora conservativa de los bienes que alberguen en su interior.
– Revisión de las vitrinas, adecuándolas a las conclusiones extraídas del Estudio Climático y de Luminotecnia realizado en este año.
– Implantación de un sistema de sensores haciendo uso de la domótica para la iluminación de todo el tesoro.
– Diseño e implantación de todos los sistemas portantes expositivos de las túnicas del Señor de la Sentencia.
Sin descartar futuras iniciativas, nuestro plan avanza con compromiso hacia lo recibido y se nutre del impulso del mecenazgo, fomentando la creación de nuevas obras y el enriquecimiento de proyectos vitales para la Hermandad. Incrementar el patrimonio no consiste en acumular ni asumir proyectos faraónicos de difícil e incierta ejecución por el hecho de llamar la atención, sino en promover cultura viva, apoyar a los creadores y abrir horizontes que se integren en el sello macareno, que ha hecho de nuestra Hermandad la más universal. La conservación y ampliación del patrimonio artístico son esenciales para transmitir entusiasmo en el presente y legar a futuras generaciones no sólo la historia de nuestra Hermandad, sino también la vitalidad, raíces y proyección de quienes viven llenos de Esperanza.
Este es nuestro proyecto, nuestro ideario y nuestro programa: devolver a la Hermandad la unión, la serenidad, la renovación y la sensatez, como camino para desarrollar sus fines, fortalecer los lazos fraternos entre todos los hermanos y traer de Vuelta a la Esperanza.